Este artículo fue escrito originalmente el 17 de febrero de 2016 para el blog de Cristian Vanegas.
Sin duda alguna #YoRecomiendo Skins, una serie británica que estuvo al aire desde 2007 hasta 2013 y que se convirtió en punto de referencia obligado para quienes gustan de hacer series y películas adolescentes, sin necesariamente rayar con lo cursi. Un estilo narrativo en la cual la juventud, aunque de una forma quizás exagerada, se muestra tal y como es, sin tapujos ni misterios.
Partamos del hecho que la televisión británica es, sin duda alguna, más retorcida y con un humor más negro que su contraparte norteamericana. Más adelante explico por qué, aunque compartan un idioma, se alejan demasiado en la forma de concebir y aceptar las historias.
Skins emitió su primera temporada en 2009, con una gran aceptación en las audiencias. Las historias de Tony, Michelle, Cassie, Maxxie, Sid, Jal, Chris, Anwar y, en una segunda temporada, Sketch, se convirtieron en todo un hit de audiencias, en el cual las drogas, la sexualidad y el paso a la adultez se trataron de la forma más cruda, mostrando el mundo caótico, tanto en el interior como el exterior, en el que los personajes se sumergen.
Quizás uno de los elementos más llamativos de la serie, aparte de las historias que se entretejen, es la música que se incluye en sus secuencias, tan acertada para el contexto de los personajes, como de los ritmos narrativos que lleva la serie. Y digo ritmos porque, así como encontramos secuencias frenéticas, también podemos encontrar otras cadentes, densas, oníricas, románticas y cómicas. Por eso recomiendo ver la serie tal y como se emitió y no en reediciones como Netflix, en las cuales se pierde la gracia al reemplazar canciones por asuntos de derechos de autor.
Dejando las generalidades, nos adentramos en cada una de las generaciones que componen la serie y hablaré de lo bueno y lo malo de cada una de ellas, y qué tanto me impactó, tanto como espectador como a nivel personal la serie.
Generación 1
Si se realizara un sondeo con los seguidores de la serie que empezaron a verla de principio a fin, esta sería la favorita de muchos. Esta fue mi entrada al mundo de Skins, y aunque le tenga cariño, no es mi favorita. Aunque ya diré luego por qué.
Esta es sin duda la generación que más humor negro le imprimió. El primer capítulo rebosa de este tinte, desde la exasperación que le genera Tony a su padre, los malos entendidos, el doble sentido de las palabras, las bromas recurrentes, y la inclusión de icónicos actores británicos, entre los que destaco a Stephen Walters, a quien vimos hace veinte años en Trainspotting.
Las tramas se complican a medida que pasa la primera temporada, nacen triángulos amorosos, se ahonda en temáticas como la anorexia y los excesos, y la ambivalencia sexual de Tony se profundiza en cierto punto, aunque se referencia desde los primeros trames del primer capítulo con el cobertor que usa.
La segunda temporada viene cargada de drama, de momentos oscuros y densos, en los cuales cada uno de los personajes sienten como su mundo empieza a cambiar, van dejando poco a poco su etapa de juventud y sienten como, poco a poco, se acerca la adultez a cambiar sus vidas para siempre.
Si te animas a verla, las secuencias finales tanto de la primera como de la segunda temporada son geniales. Y ni hablar del capítulo que se centra en Sid de la segunda temporada en la que participa Crystal Castles. Pero no más spoilers del asunto.
Generación 2
Mi generación favorita por una razón: Kaya Scodelario interpretando a Effy. Aunque la conocimos en la generación anterior como un personaje cínico, oscuro y calculador, no le vimos un papel tan relevante salvo en los capítulos que se centran en ella, y que afectaron fuertemente a los personajes que la rodean.
Effy es un personaje bien construido cuya presencia tiene la habilidad de afectar críticamente el mundo que le rodea. En esta ocasión son nuevos personajes (salvo Pandora, que la vimos brevemente en la segunda temporada) quienes rodean a Effy.
La segunda generación inicia con el humor característico de Skins, pero se torna oscuro a medida que avanza la primera temporada. En primer lugar está el drama de identidad sexual que Naomi tiene durante casi toda la tercera temporada, su relación con Emily y la negativa de su gemela Katy por aceptarlo.
Effy termina por afectar cada una de las vidas de los personajes, siendo Katy, Cook y Freddie los más afectados. Todo se encrudece en la cuarta cuando, superados los dramas anteriores, aparecen nuevos para cada uno de los adolescentes, y Effy termina por quebrarse psicológicamente hasta detonar un punto dramático fuerte que cambia las vidas de cada uno de ellos para siempre.
Generación 3
De las tres, esta es la que menos me gusta. Partamos del hecho que Frankie, la “abeja reina” de esta generación, pareciera ser una nueva versión de Effy, que en un principio confunde con su apariencia masculina. En un principio simpatiza, luego desespera.
Por otra parte, el ambiente del colegio se empieza a asemejar a los High School americanos; los deportistas, las chicas malas y pesadas y los rezagados sociales. Luego, las circunstancias los hacen amigos.
La quinta temporada es entretenida, aunque no tan memorable como las anteriores. La sexta mejora considerablemente, tal vez por el reingreso de Bryan Easley, luego del fracaso de la adaptación de Skins para MTV Estados Unidos.
De nuevo se retoma el drama, lo caótico y oscuro, Frankie se vuelve cada vez más insoportable y eso hace que el espectador se enfoque en otros personajes, generando un cariño y simpatía enormes.
El final es digno de Skins y es la única generación a la que le dan un cierre total, sin dejar espacio a especulaciones de ningún tipo sobre el destino de cada uno de los personajes, distinto a la anterior generación, que detonó la última temporada, agregando a un personaje de la primera.
Skins Fire, Pure y Rise: Revisitando generaciones pasadas
Conocido en un principio como Skins Redux, la serie consta de tres especiales, cada uno de dos episodios, centrados en tres personajes, uno de la primera generación y dos de la segunda. Cada uno de ellos ya se encuentran inmersos en una cotidianidad adulta, por lo que la vida de excesos queda atrás y los dramas se tornan más complejos. Las decisiones que toman tiene consecuencias más graves.
En Skins Fire Effy regresa, en compañía de Emily y Naomi. Inmersa en el mundo corporativo, la menor de los hermanos Stonem demuestra que ha logrado un equilibrio psicológico, pero termina inmiscuida en una situación que le cambiará su vida para siempre.
Skins Pure se centra en Cassie, quien ahora vive en Londres como camarera. Su relación con su familia se retoma, luego de dejarla fuera de la trama después de la primera temporada, y la fama la quiere alcanzar, con un proyecto que la hará apetecible para el mundo de la moda. Un giro interesante, después de su problema de anorexia en su adolescencia.
Por último, en Skins Rise por fin sabemos qué pasó con Cook, luego del abrupto final de la segunda generación. Cook sigue en sus andanzas, siendo ahora el asistente de un capo de las drogas de Manchester. De nuevo, su interés por las mujeres lo mete en problemas.
Fire, Pure y Rise es un buen final para la serie. Eso si, deja unos sin sabores luego de ver como se cierra las historias de Effy, Naomi y Emily.
¿Por qué no ver la versión de EE.UU?
Ahora si, retomo un tema espinoso para los fanáticos de Skins. Luego del éxito en el Reino Unido, varias cadenas de televisión quisieron hacer su propia adaptación. En la puja, el ganador fue MTV.
El propio Bryan Eisley inició la adaptación de la primera generación, desde luego aterrizándola en la cultura estadounidense y manteniendo la idea de usar actores con 16 años, y no personas mayores que lo aparenten.
Aunque Skins US tuvo éxito en raiting, el canal debió cancelar la producción de la segunda temporada por el boicot de las empresas y la continua amenaza de la asociación de padres. El experimento de Eisley fracasó por el contexto en el que se quiso adaptar la serie.
¿Por qué no ver Skins US? A diferencia de otras adaptaciones como The Office o Queer As Folk, exitosas y bien logradas, esta carece de una buena planta actoral. Además el guión fue modificado de tal manera que, quienes vimos en primer lugar la versión británica, no logró calar.
Aunque desde luego es entendible que una adaptación no quiere decir que deba ser una copia fiel, las historias no me parece que atrapen, y carecen de ese humor característico y esos giros dramáticos que la británica si posee.
Así que si quieres disfrutar de una buena serie de adolescentes, en la cual no predomine el tono rosa, se enfoque en problemas reales de adolescentes y te atrape por su musicalización y edición, sin dudarlo #YoRecomiendo Skins.
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