No es cuento, los videojuegos son una de las actividades de ocio más entrañables de la actualidad. Desde la aparición del viejo Pong en 1972, hasta las más recientes entregas de sagas como God of War, Halo o Mario Kart, no ha habido mejor excusa para sentarse frente a una pantalla y, mediante botones, crucetas y palancas, mover el mundo a nuestro antojo, al menos por unas cuantas horas, o hasta que las vidas se terminen… pero… ¡un momento! Será que alguien conoce todavía ese concepto de “se me acabaron las vidas”? O acaso alguien recuerda aquellas tormentosas palabras ¨game over¨ cuando el jefe o el nivel superaban nuestras habilidades videojueguiles? Pues bien, vamos a tratar de responder esta y otras preguntas a través de este top. ¿Será que se puede extrañar la dificultad en los juegos? ¿los graficos de 60 fps hacen mejores juegos que aquellos viejos pixeles? ¿Hay mayor profundidad en el nivel 1-2 de Mario Bros. que en toda la saga de Call of Duty o que en el discurso de Trump? ¡Vamos a ver!
Multijugador local: Una de las razones por las que, quizás, el entretenimiento electrónico tuvo tanto éxito tras la recuperación que trajo consigo el Nintendo Entertainment System en 1983 es que, pese a existir consolas como la ya de por si desactualizada Atari 2600, ahora se podía jugar en la comodidad del hogar una amplia gama de títulos con mejores gráficos, con una historia y con un concepto que no sólo se debía asumir debido a las limitaciones técnicas de la época, sino que ya se podía apreciar y entender como tal. Así pues el simpático Tecmo Bowl fungía como una primera opción de juego de futbol para competir con amigos, Double Dragon trajo retos en simultáneo sin la fatiga de ir a las maquinitas, y más tarde los juegos que pasaron del Arcade a los sistemas caseros como los gloriosos Street Fighter II, Final Fight, o TMNT: Turtles in Time, hicieron de las infancias de muchos un espectáculo de imaginación y color como, tal vez, no se vería al llegar la adultez. Hoy en día y más con la llegada masiva de internet y su inevitable sinergia con la industria de los videojuegos, el multijugador inmediato se ha trasladado a un plano mucho más amplio donde, aunque tú y tus amigos jueguen el mismo juego, no podrán hacerlo al mismo tiempo empleando el mismo sistema.
A mi modo de ver, la dinámica de jugar al mismo título tiene cierta mística si se hace teniendo al compañero o al contrincante al lado, ya sea para poder estrechar su mano y departir en espacios más allá de los virtuales, o para mentarle la madre en vivo y en directo como cuando te lanzaba ese caparazón morado en Mario Kart a pocos metros de terminar la carrera, haciéndote perder tu record perfecto. Los videojuegos en línea han acercado tanto al mundo, que el mundo exterior se hizo minúsculo, casi atómico, disminuyendo así los encuentros casuales para jugar. Tal y como con el uso excesivo de las redes sociales, los entornos virtuales se han convertido en el plano existencial de muchos jugadores, a tal punto que resulta más cómodo el jugar con personas completamente desconocidas, que con personas afines al mismo videojuego en un contexto más local. De ahí que existan tantos estereotipos entre videojugadores, como el noob al que nadie quiere en el equipo… por ser tan noob, o el mlgpro360noscope gamer que cree poder acabar con toda Korea del Sur en Overwatch usando sólo un cortaúñas, o el adorado niño rata, que tiene que esconder su amplísimo vocabulario de groserías en varios idiomas (sin contar las 3001 cosas que dice haberle hecho a tu mamá en la cama) tras el micrófono de su diadema y la pantalla de su computador, porque de lo contrario… ya sabemos que le pasaría.
Dificultad: Tocando de nuevo el tema de las limitaciones técnicas, era de suponerse que en los viejos cartuchos de cualquier consola de Nintendo o Sega hasta la aparición del cd (y de Sony con su Playstation) no cabrían títulos tan extensos como los que existen en la actualidad, por lo cual estos debían tener un grado de dificultad alto, a veces frustrantemente alto como en Ghosts n’ Goblins o en Ninja Gaiden. Las horas de juego estaban garantizadas. Rara vez se decía poder acabar un título en una sola sentada, o si fuera en maquinitas, con una sola moneda, y aquel que lo hiciera se convertía de inmediato en leyenda viviente del barrio, una especie de elegido por los dioses del pixel al que todo niño le pediría consejo. Si estas chispas de sabiduría no venían de él o ella, venían publicadas en alguna revista de la época como la ya extinta Club Nintendo, o la famosa Hobby Consolas.
En la actualidad, y quizás gracias a una mayor oferta de productos digitales (no por nada existen 4 casas principales: Microsoft con su Xbox, Sony con Playstation, Nintendo con … Nintendo, y la PC con su ego inflado) a la sobrecarga de contenido digital de ayuda, y a una industria cada vez más condescendiente con el jugador casual a fin de estimular mayores ventas, los videojuegos no suelen ser demasiado difíciles de pasar, por no hablar de aquellos que son terminables pero te quieren vender la idea barata que, aunque te los pasas, todavía te hace falta recolectar los 800 candelabros dorados, las 7 patas de conejo, los ocho pelos perdidos del bigote de Horacio Serpa, descubrir las 20 arrugas escondidas de Mick Jagger, y rescatar a los 29 hijos no reconocidos de Diomedes Díaz para entonces SÍ poder decir que te pasaste el juego.
Sinceramente no le veo la gracia a un juego fácil, aunque he de decir que no todos los juegos de la actualidad lo son. Destaco la obra de Miyazaki con Darksouls, o la entrada de un viejo conocido a la era moderna, Ninja Gaiden Black. Pero finalmente, una inmensa mayoría de los juegos actuales son fáciles, con lo cual ganan adeptos entre jugadores casuales a costa de la desilusión de jugadores más asiduos. El gran despliegue grafico los hace mucho más atractivos, no lo puedo negar, pero al final se siente como que le pasaste por encima al juego, y no como un reto digno de entonar We are the champions con lágrimas en los ojos al final del recorrido.
Precio: Pufff… ¿en serio vale la pena hablar de esto? Para cuando salieron juegos como Chrono Trigger en Super Nintendo, Metal Gear Solid en Playstation, o la primera entrega de Halo en Xbox, el precio del dólar solía fluctuar del mismo modo en que lo ha hecho siempre, marcado por factores como la inflación y otros datos macroeconómicos del país, así como la inversión extranjera, su optimismo o pesimismo. Aunque la situación económica de cada familia es diferente, al menos las familias de medianos recursos convergen en que el ahorro es fundamental para la adquisición de nuevos productos. De ahí que las consolas y los juegos de video suelan ser regalos de navidad o cumpleaños.
Cuando se recibía un videojuego, se daba por sentada la posesión sobre el mismo. No había más que hacer que conectarla al televisor y ¡darle fuego! El juego ameritaba el gasto y el tiempo requerido para recaudar el dinero invertido. Hoy en día se puede esperar con muchas ansias la nueva entrega de una saga, como lo ocurrido con Street Fighter V, para al final recibir un juego incompleto, desabrido, con la amarga invitación (casi orden) de adquirir las otras partes del mismo y así completar lo que, en teoría, pensaste comprar desde el primer día. Señoras y señores, bienvenidos al mágico y lucrativo mundo del DLC, o contenido descargable.
Si bien los DLCs no son malos cuando actúan como expansión real de un juego que desde el día 0 se sintió terminado en su totalidad, para muchas empresas se ha convertido en el chivo expiatorio para vender juegos incompletos o mal terminados, lo cual suele dar como resultado que el cliente se vea obligado a pagar 3 veces la suma inicial para poder tener lo que creyó tener desde un principio, por no hablar de que, en promedio, un juego tiene un precio introductorio de 60 dólares como mínimo. Cabe acotar que esto no suele aplicar para muchos de los video jugadores de PC, pues desde que Steam tuvo la idea de tener descuentos cada que Kim Jong Un amenaza a EE.UU con una bomba nuclear, se pueden adquirir juegos muy baratos. No obstante los juegos son 100% digitales, es decir nada de cajita oliendo a nuevo, disco o librito con arte e instrucciones, y los juegos que comprados sólo se podrán jugar en tu computador más no en tu consola casera.
Jugar: Previo a la era del internet, los juegos de video se consideraban la piedra angular del entretenimiento digital. Difamados o no, lo cierto es que al menos alguien que tú conocieras (si no eras tú mismo, por supuesto) tenía una consola de videojuegos en casa. Desde la época del viejo NES, pasando por el místico e interesante Sega Genesis, hasta llegar a la era de Playstation y de la primera Xbox, quien tuviera una consola de videojuegos la usaba para… ¡pues para lo que era… para jugar! Con intentos fracasados como la CDI de Phillips en 1991, se quiso ver a la consola más como un centro de entretenimiento integral que tan sólo como un aparato para jugar, permitiendo al usuario escuchar música o reproducir películas en ella. Esta intención tendría lugar años más tarde en las consolas modernas, permitiendo incluso el uso de aplicaciones diferentes al sistema de juego.
Hasta ahí todo bien, pero ¿qué pasa cuando se tiene una consola sólo para ver Youtube o Netflix? ¿Que acaso eso no es como comprar un banana Split para sólo comerse el banano? Lo siento como un desperdicio, por no hablar de la cantidad de niños que en la actualidad prefieren ver a su Youtuber favorito jugar y comentar, que a jugar y comentar ellos mismos, tal y como muchos lo hicimos compitiendo en Top Gear o Goldeneye en su momento.
Los videojuegos, aunque criticados en ocasiones por su violencia, no suelen ser mucho más violentos que muchas de las películas o series de televisión, por no hablar de la vida real que suele ser mil veces más violenta que cualquiera de las tres cosas que acabo de mencionar. Aunque no se ha demostrado una correlación entre la violencia en los videojuegos y el comportamiento violento, algo que si se ha demostrado es su gran utilidad para estimular la producción de materia gris, los reflejos, la atención visual, la motricidad fina, e incluso proporcionar conocimientos específicos como en historia con títulos como Assassins Creed o Valiant Hearts, este último con la Primera Guerra Mundial, o en ingles básico con cualquier título existente que no haya pasado por doblaje.
Definitivamente se extraña jugar… Aunque muchos gustan de los juegos de video, a muchos solo les place la experiencia cinematográfica de verlos en acción sin ninguna interacción por parte de quien los aprecia. Falta ver si con la llegada de nueva tecnología como la realidad virtual, se consiga regresar a los espectadores al mundo de apretar botones y avanzar, perecer salvando a un amigo o a la princesa, y así devolverle a los videojuegos un poco más de ese estatus que los hizo grandes en su momento: el de la mejor experiencia de entretenimiento interactivo y artístico de todos los tiempos.